¿quien querría pasear 50 metros?
Hola de nuevo amigos, ha pasado algún tiempo desde la última vez que escribí, y ciertamente la época no es para menos. Agobiado con trabajos, presentaciones, exámenes y otras mil perrerías que colman la vida del estudiante universitario conforme se acerca junio. Como decía, el momento no es el más propicio para sentarse plácidamente y escribir sobre los temas que a uno le preocupan, le intrigan, o le hacen simplemente gracia, pero anoche fui testigo de un acto singular.
Eran alrededor de las 12:30 de la noche, cuando unos amigos y yo volvíamos de ver una película de serie B tirando a C (llamada "La Plaga", por si algún amante de este género se siente intrigado). Los mini cines se encontraban en un centro comercial llamado "Dos Mares", situado en las afueras de S. Javier. Habíamos dejado atrás el centro comercial y nos aproximábamos a S. Pedro del Pinatar cuando pasamos por una zona escasamente poblada, el escenario típico en el espacio que queda entre un centro comercial relativamente reciente y el centro urbano del pueblo más próximo en creciente desarrollo. A un lado se encontraba un descampado, utilizado en ocasiones como aparcamiento, y en el estaba estacionado un coche. La propietaria de ese coche paseaba tranquilamente a su hermosa perrita, mientras esta hacía sus necesidades y olisqueaba los alrededores del vehiculo... aun en marcha y con las puertas abiertas. Si, efectivamente, por si aun no os habeis dado cuenta, la mujer había a salido a pasear al perro ¡EN COCHE!. Seguramente el esfuerzo de abrir la puerta de la casa y andar 50 metros hasta el descampado era demasiado para ella, al fin y al cabo estamos a principios de junio, cuando las noches son cálidas y refrescantes a un tiempo gracias a la brisa marina, y el cielo estrellado invita a contemplarlo; ¿quien querría pasear 50 metros?.
Eran alrededor de las 12:30 de la noche, cuando unos amigos y yo volvíamos de ver una película de serie B tirando a C (llamada "La Plaga", por si algún amante de este género se siente intrigado). Los mini cines se encontraban en un centro comercial llamado "Dos Mares", situado en las afueras de S. Javier. Habíamos dejado atrás el centro comercial y nos aproximábamos a S. Pedro del Pinatar cuando pasamos por una zona escasamente poblada, el escenario típico en el espacio que queda entre un centro comercial relativamente reciente y el centro urbano del pueblo más próximo en creciente desarrollo. A un lado se encontraba un descampado, utilizado en ocasiones como aparcamiento, y en el estaba estacionado un coche. La propietaria de ese coche paseaba tranquilamente a su hermosa perrita, mientras esta hacía sus necesidades y olisqueaba los alrededores del vehiculo... aun en marcha y con las puertas abiertas. Si, efectivamente, por si aun no os habeis dado cuenta, la mujer había a salido a pasear al perro ¡EN COCHE!. Seguramente el esfuerzo de abrir la puerta de la casa y andar 50 metros hasta el descampado era demasiado para ella, al fin y al cabo estamos a principios de junio, cuando las noches son cálidas y refrescantes a un tiempo gracias a la brisa marina, y el cielo estrellado invita a contemplarlo; ¿quien querría pasear 50 metros?.
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